Eran las 7 y tantos de la noche y estaba en la universidad saliendo de uno de los laboratorios, cuando veo a un amigo y le saludo. Unos segundos luego de estar hablándole, miro hacia su derecha y veo una chica que está con él y fue cuando quedé con el aire entrecortado. Le hago señas a mi amigo preguntándole: ¿quién es ella? y me dice “te presentaré”. Ella era hermosa y en ese momento fue bastante amable y simpática, cosa que me causó una gran atracción; aunque eso no le quitó lo de reservada y cuidadosa, pues no pude obtener más información sobre ella que su nombre y que estudiaba. Ella era Ashley. Más que sus cualidades físicas, me alegró bastante saber que ella también era cristiana, y entonces fue cuando le dije en voz baja a mi amigo que lo llamaría luego para hablar sobre ella.
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