Ya acabaron las vacaciones… fueron uno de los mejores meses de mi vida. Había aprendido a hacer cosas que ninguno de mis compañeros de aulas sabía hacer… ya daba clases de informática en un instituto, tocaba mi guitarra muy bien y hasta PODIA CANTAR… yo no sabia eso!!!!, además había descubierto cual era el deporte que me apasionaba… Artes marciales. Se rumoraba que unos amigos y yo formaríamos una banda de Rock cristiano… que divertido, estaba deseoso por alabar a Dios!!.
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Llegue al aula muy diferente a como me había ido, pedí hablar con la directora y le dije que tenia deseos de mejorar este año y que para ello necesitaría su apoyo. Deseaba poder sentarme en la primera fila y cerca de los profesores. Ella no me creyó y hasta titubeo, pero al final accedió a mi petición. Fue cuando me dirigí al aula y tomé la primera silla de la fila al lado del profesor. Sorpresa me llevé al mirar a la derecha y ver que ahí estaba Kimberly, ella me saludo afablemente y me sonrió, luego comenzamos a conversar. Vaya sorpresa que me llevé, ella era un amor. Le comenté mis deseos de aprender y de echar adelante olvidándome de todas las dificultades que había tenido, ella muy tiernamente me dijo, no te preocupes… yo te ayudaré. Esto causó una alegría y deseos de seguir hacia delante y pues… lo logramos!
Todo fue mejorando cada día, y a cada momento hablaba más y más con mi amiga. Era tan tal que mis amigos o secuaces de cherchas ya decían que no quería hablarles porque ellos eran brutos y para demostrarme que no lo eran decidieron sentarse delante para aprender también… jajajaja! Fue muy agradable ver como nos convertíamos de los peores a los mejores.
Finalmente, ese año tuve el honor de conocer verdaderamente a la verdadera Kimberly, nos hicimos los mejores amigos del mundo. Ella me contaba sus problemas y yo le contaba los míos. Ella me decía sus tristezas y yo trataba de convertirlas en historias. Sabíamos perdernos los breaks o recreo y llegar tempranito para conversar, o acompañarnos hasta la casa del otro simplemente hablando.
Recuerdo que un día había llovido muchísimo y yo no tenia paraguas… no cesaba de llover y ella tenía uno consigo. Me llamó y me dijo ven conmigo, ella me llevó hasta mi casa y luego se devolvió todo el camino para atrás sola hasta su casa; nunca olvidaré ese gesto, nunca olvidare su sonrisa al hacerlo.
Pensaba que ese sentimiento tan extraño era simplemente amistad, el cariño de tener mi primera amiga en toda la tierra. Un día comenzaron mis amigos a decirme que si no me había dado cuenta de cuan enamorada ella estaba de mí. Yo intente hacerles entender que era simplemente una muy cercana amistad y que simplemente era todo. Un mes después, en mi corazón reinaba una de las mas grandes confusiones de toda mi vida… será que estaba enamorado de ella?...
Fue cuando comencé a verlo desde otro punto de vista y me pareció que sí. Volvió el spring break pero esta vez no dejaba de ir a visitarla y de hablar con ella por teléfono todos los días. Pasamos tiempo conversando muy amenos y divertidos. Sin embargo, yo comencé a enamorarme.
Iniciaron nuevamente las clases y ya las cosas eran demasiado claras para mí. Era cierto, ella estaba enamorada de mí. Solo yo podía consolar sus llantos, entenderla y hacerla reír de la nada… dure muchos meses intentando expresarle lo que me sucedía, pero simplemente no podía. Ya estaba finalizando el ultimo año escolar, y no le había dicho nada; así que decidí escribir una carta y ahí explicarle todo. Al siguiente día tome la carta y la deje en su bolso o mochila, pero al ver que no la había visto le llamé a su casa en la noche y le pedí que la leyera.
No pude dormir o comer con los nervios ese día. Al llegar al aula fui a saludarla como siempre (un beso en la mejilla y un caluroso y tierno abrazo), pero mi mundo se derrumbó completamente al ver que mi mayor temor, aquel que me había detenido por un año completo a decir la verdad… SE HABIA HECHO REALIDAD… ella no me habló.
Los peores dos meses de mi vida, y los más dolorosos fueron esos. Ver como ella no me hablaba me hacia doblar del dolor en el corazón. Le llamé una noche y le pregunte que porque no me hablaba y me dijo simplemente que era mejor así, que no podía creer que le fuera a pasar lo mismo y que ella se prometió a ella misma nunca volver a involucrarse emocionalmente con un amigo. Ese día me cerró y fue la ultima vez durante dos meses.
Un día me volvió a saludar, pero ya no era lo mismo, ya todo era diferente, todo estaba en otro punto de vista… mi Kimberly ya no me pertenecía más.
Nunca volví a hablarle sobre ello y a pesar de que nos hemos vuelto a encontrar siempre tuve la duda y amaría saber la verdad… porque aun creo que ella pudo volverse a enamorar de un amigo… tal vez ese era yo.
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Llegue al aula muy diferente a como me había ido, pedí hablar con la directora y le dije que tenia deseos de mejorar este año y que para ello necesitaría su apoyo. Deseaba poder sentarme en la primera fila y cerca de los profesores. Ella no me creyó y hasta titubeo, pero al final accedió a mi petición. Fue cuando me dirigí al aula y tomé la primera silla de la fila al lado del profesor. Sorpresa me llevé al mirar a la derecha y ver que ahí estaba Kimberly, ella me saludo afablemente y me sonrió, luego comenzamos a conversar. Vaya sorpresa que me llevé, ella era un amor. Le comenté mis deseos de aprender y de echar adelante olvidándome de todas las dificultades que había tenido, ella muy tiernamente me dijo, no te preocupes… yo te ayudaré. Esto causó una alegría y deseos de seguir hacia delante y pues… lo logramos!
Todo fue mejorando cada día, y a cada momento hablaba más y más con mi amiga. Era tan tal que mis amigos o secuaces de cherchas ya decían que no quería hablarles porque ellos eran brutos y para demostrarme que no lo eran decidieron sentarse delante para aprender también… jajajaja! Fue muy agradable ver como nos convertíamos de los peores a los mejores.
Finalmente, ese año tuve el honor de conocer verdaderamente a la verdadera Kimberly, nos hicimos los mejores amigos del mundo. Ella me contaba sus problemas y yo le contaba los míos. Ella me decía sus tristezas y yo trataba de convertirlas en historias. Sabíamos perdernos los breaks o recreo y llegar tempranito para conversar, o acompañarnos hasta la casa del otro simplemente hablando.
Recuerdo que un día había llovido muchísimo y yo no tenia paraguas… no cesaba de llover y ella tenía uno consigo. Me llamó y me dijo ven conmigo, ella me llevó hasta mi casa y luego se devolvió todo el camino para atrás sola hasta su casa; nunca olvidaré ese gesto, nunca olvidare su sonrisa al hacerlo.
Pensaba que ese sentimiento tan extraño era simplemente amistad, el cariño de tener mi primera amiga en toda la tierra. Un día comenzaron mis amigos a decirme que si no me había dado cuenta de cuan enamorada ella estaba de mí. Yo intente hacerles entender que era simplemente una muy cercana amistad y que simplemente era todo. Un mes después, en mi corazón reinaba una de las mas grandes confusiones de toda mi vida… será que estaba enamorado de ella?...
Fue cuando comencé a verlo desde otro punto de vista y me pareció que sí. Volvió el spring break pero esta vez no dejaba de ir a visitarla y de hablar con ella por teléfono todos los días. Pasamos tiempo conversando muy amenos y divertidos. Sin embargo, yo comencé a enamorarme.
Iniciaron nuevamente las clases y ya las cosas eran demasiado claras para mí. Era cierto, ella estaba enamorada de mí. Solo yo podía consolar sus llantos, entenderla y hacerla reír de la nada… dure muchos meses intentando expresarle lo que me sucedía, pero simplemente no podía. Ya estaba finalizando el ultimo año escolar, y no le había dicho nada; así que decidí escribir una carta y ahí explicarle todo. Al siguiente día tome la carta y la deje en su bolso o mochila, pero al ver que no la había visto le llamé a su casa en la noche y le pedí que la leyera.
No pude dormir o comer con los nervios ese día. Al llegar al aula fui a saludarla como siempre (un beso en la mejilla y un caluroso y tierno abrazo), pero mi mundo se derrumbó completamente al ver que mi mayor temor, aquel que me había detenido por un año completo a decir la verdad… SE HABIA HECHO REALIDAD… ella no me habló.
Los peores dos meses de mi vida, y los más dolorosos fueron esos. Ver como ella no me hablaba me hacia doblar del dolor en el corazón. Le llamé una noche y le pregunte que porque no me hablaba y me dijo simplemente que era mejor así, que no podía creer que le fuera a pasar lo mismo y que ella se prometió a ella misma nunca volver a involucrarse emocionalmente con un amigo. Ese día me cerró y fue la ultima vez durante dos meses.
Un día me volvió a saludar, pero ya no era lo mismo, ya todo era diferente, todo estaba en otro punto de vista… mi Kimberly ya no me pertenecía más.
Nunca volví a hablarle sobre ello y a pesar de que nos hemos vuelto a encontrar siempre tuve la duda y amaría saber la verdad… porque aun creo que ella pudo volverse a enamorar de un amigo… tal vez ese era yo.
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